En la preparación del mineral puede generar grandes cantidades de desechos, producir emisiones de polvo y dióxido de azufre.
Durante la producción de acero el hierro producido en los altos hornos es refinado mediante el proceso de fabricación de acero, se producen grandes cantidades de gases que contienen monóxido de carbono y polvo. Estos gases pueden ser reciclados luego de eliminar el polvo, dañinos al aire y a la producción de granos.
Al finalizar la producción de acero, durante la laminación, se emplean grandes cantidades de aceite hidráulico y lubricante. Además, los bajos químicos y la limpieza del producto final para remover el aceite y grasa, pueden generar volúmenes significativos de desechos líquidos ácidos, alcalinos y de solventes.
CONTAMINACIÓN EN EL AGUA
Las plantas de acero descargan un gran volumen de agua a ríos, arroyos y lagos, vaporizándose volúmenes adicionales durante el enfriamiento del coque o del acero. Las aguas residuales almacenadas en estanques no herméticos o con fugas pueden filtrarse y contaminar la capa freática y las corrientes subterráneas. Éstas también pueden contaminarse por la lixiviación de las aguas pluviales a través de pilas de materias primas o acumulaciones de residuos sólidos. Entre los contaminantes cabe citar los sólidos en suspensión, los metales pesados y los aceites y grasas. Los cambios de temperatura en las aguas naturales como consecuencia del vertido de aguas de proceso a mayor temperatura (el 70 % de las aguas de proceso se utilizan como medio de enfriamiento) pueden afectar a los ecosistemas. En consecuencia, es esencial aplicar un tratamiento de enfriamiento antes del vertido, lo que puede conseguirse con la tecnología disponible
Sólidos en suspensión
Los sólidos en suspensión (SS) son los principales contaminantes del agua que se descargan durante la producción de acero. Comprenden principalmente óxidos de hierro procedentes de la formación de cascarilla durante el proceso; también puede haber carbón, lodos biológicos, hidróxidos metálicos y otros sólidos. Su presencia a mayores niveles puede dar lugar a la decoloración de las corrientes, la desoxigenación y la sedimentación.
Metales pesados
Las aguas de proceso de la fabricación de acero pueden contener altos niveles de zinc y manganeso, mientras que los vertidos de las áreas de laminación en frío y revestimientos pueden contener zinc, cadmio, aluminio, cobre y cromo. Estos metales están presentes naturalmente en el entorno acuático, pero su presencia a concentraciones superiores a las normales es preocupante por los posibles efectos para el hombre y los ecosistemas. Esta preocupación se ve aumentada por el hecho de que, a diferencia de muchos contaminantes orgánicos, los metales pesados no se biodegradan en productos finales inocuos y pueden concentrarse en sedimentos y en los tejidos de los peces y demás vida acuática. Además, al combinarse con otros contaminantes (p. ej., amoníaco, compuestos orgánicos, aceites, cianuros, álcalis, disolventes y ácidos), aumenta su toxicidad potencial.
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA
Dióxido de azufre
Tanto el coque como los gases de los hornos de coque utilizados como combustibles son importantes focos de dióxido de azufre. En el ambiente, el dióxido de azufre puede reaccionar con los radicales del oxígeno y con el agua para formar un aerosol de ácido sulfúrico y, en combinación con amoniaco, puede formar un aerosol de sulfato de amonio.
Oxidos de nitrógeno
Al igual que los óxidos de azufre, los óxidos de nitrógeno, principalmente el óxido de nitrógeno y el dióxido de nitrógeno, se forman en procesos de combustión de combustible. Reaccionan con el oxígeno y con los compuestos orgánicos volátiles (COV) en presencia de radiación ultravioleta (UV) para formar ozono. También se combinan con el agua para formar ácido nítrico, que a su vez se combina con el amoníaco para formar nitrato de amonio. Pueden formar aerosoles respirables que se eliminan del ambiente mediante deposición húmeda o seca.
Metales pesados
Un horno puede emitir metales como cadmio, plomo, zinc, mercurio, manganeso, níquel y cromo en forma de polvo, humos o vapores, o pueden ser adsorbidos por partículas. Los efectos para la salud, descritos en otras secciones de la presente Enciclopedia, dependen del nivel y duración de la exposición.
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